Escritos en el silencio IV: Despertares

Como si de un ritual se tratase, levantó su cuerpo de la cama a la hora de siempre, arrastró su sombra hacía el lavabo y con sumo cuidado abrió el grifo.  El agua estaba tibia, como a él le gustaba.  Llevaba ya muchos días en áquel lugar y ya conocía los trucos.  Con una leve sacudida de manos sobre su cara refrescó su piel y abrió la puerta del armario para ponerse un poquito de perfume.  Descubrió áquel frasco, si áquel que usaba para su amada, lo había bautizado son su nombre.  En sus días en la ciudad, cuando el perfume se le acababa compraba un nuevo frasco y con sumo cuidado vertía el contenido del frasco nuevo sobre el mismo de siempre.  Y ahí estaba, reluciente, sin una sóla mota de polvo, tan cuidado como siempre, pero ahora ya no lo necesitaría, ni siquiera sabía porque lo había llevado consigo, no sería lo único que puso en áquel ligero equipaje que le recordaría su anterior vida.  De repente le sacudió una terrible angustia, una vez más, como áquel emfermo terminal que se olvidaba por momentos de su dolor pero por otros le volvían a visitar las molestias y dolores.  Arrancó en lágrimas, una vez más, otra vez.  Sentía su vida perderse, sentía que se había equivocado... ¿porque no seguir en el lugar de siempre, haciendo lo de siempre?  ¿Porque abandonar su lucha?  Todo lo que le había llevado a áquel lugar, a aquella huída se hacía pesado en su corazón y se convertía una vez mas en una de sus continuas preocupaciones.  ¿Me habré equivocado? ¿sería distinto si me hubiese quedado?  Pero él sabía que en esta ocasión no había vuelta atrás.  Al fin y al cabo esta era la sensación de cada mañana, y él ya sabía que algún día desparecería.  No sería tan sólo una costumbre emocional, él sabía de los ciclos de su corazón, tenía que seguir luchando, esta vez contra sí mismo.  Colocó suavemente el tarro de perfume en la estantería de siempre, en la misma posición, pero esta vez hizo algo diferente, no se perfumó, decidió no llevar con él el aroma que le recordaba aquellos momentos tiernos.  Sería un paso, sencillo pero duro para él, pero al fín y al cabo lo hizo.

Decidió que ese día no desayunaría como de costumbre, tenía tiempo y los productos del supermercado le llegaban muy de vez en cuando.  Cogió un cuchillo, se puso su traje de baño y se lanzó a la mar en busca de un pescado que coger con sus propias manos.  Nunca había pescado, ni siquiera con caña de pescar, allá en la ciudad podía adquirir en el día los productos mas frescos en tan sólo diez minutos, pero para él no era un problema, su decisión no era tener un desayuno diferente, sino tan sólo consumir unas cuantas horas mas del pesado día que una vez mas había comenzado.  ¿Que podría pasar? ¿Caería abatido de fátiga y desnutrición?  No lo creía posible, y si así pasaba en algún momento despertaría habiendo consumido aún mas horas, habíendo restado aún mas horas a su angustia.  Sabio de si mismo, de que el tiempo cura todas las heridas salió con calma a la costa.  Sus pies descalzos sentían cada grano de arena, sus oidos eran suavemente acariciados por el sonido de las olas, el agua le daba la vida que él creía haberse quitado en áquel a veces absurdo, a veces acertado, viaje al silencio.

Escritos en el silencio III: Despedida

Amada mía:

Me he apartado de tí, me he alejado y tomado un rumbo que mantendré en la oscuridad del secreto.  No deseo que me busques, ni que tu respuesta me alcance, tan sólo ansío hacerte llegar mi despedida.  Sé de lo dificil de la empresa propuesta: olvidar tu sonrisa, tu dulce y tierna voz.  Alejarme de aquella emoción que sólo yo sentía al compartir contigo mi vida.  Aquella que tu no sentirías.  No temo a la equivocación, tan sólo deseo emprender un nuevo viaje en el que mi corazón vuelva a endurecerse y quizás entonces, vuelva a tu lado una vez mas.  No temas, estaré a salvo en este lejano lugar, con una nueva vida, unas nuevas emociones, y un nuevo mundo por descubrir, esta vez´, un mundo para mí que no podré buscarte para compatir.

Cuando leas estas líneas, si algún día han de llegar a tu orilla, no imagines a un hombre encharcado en lágrimas, sino áquel que buscó sin descanso tu sonrisa.  Recuerdame sonriendote, tratando de regalarte a cada paso, cada minuto, cada instante, mi ternura y amor como siempre pretendí y disculpa, sé lo harás, este acto de cobardía al alejarme de tí.  Nunca hubo mejor regalo que el disfrutar de tu cercanía, verte, mi corazón volaba por momentos al hipnotizarse ante tus labios cuando me hablabas, no había nada mas en el mundo, nada me permitía volar tal alto.  Pero siempre hubo un después, te ibas, te apartabas, te añoraba en silencio, añoraba acariciarte con mis palabras, sentir como las tuyas me acariciaban, añoraba decirte cuanto te amo, lo guardaba en silencio, y eso poco a poco me consumía.  Olvida por favor mis promesas, permitéme volar lejos, no podría darte aquello que sin duda mereces, ni la mitad de lo que tu sin saberlo me has dado.  Yo no podría.  Te pido que cuides mucho tu felicidad, es tu bien mas preciado, si te encuentras triste y sola mira a tu alrededor y regala tu sonrisa y tu presencia a áquel que sienta que tus palabras son caricias para sus oidos, él sabrá amarte, él sabrá darte el calor que necesites.

Ya no seré yo, no podré serlo, y desde éste rincón ya muy lejos de tí, sé que aparecerá quien sepa dártelo.

Te amo, y siempre te amaré.

Escritos en el silencio II: Seguiré esperándote...

Seguiré esperándote. Aunque pasen miles de años antes de tu llegada, yo seguiré esperandote. Aunque el aire quiera arrancarme de tu espera, yo seguiré aquí esperándote. Aunque tu silencio no me desvele nada, yo seguiré aquí paciente esperandote. Hasta que decidas que ha llegado la hora, hasta que tus brazos quieran rodearme y tu cuerpo quiera respirar junto al mío, hasta que llegue ese momento, no tengas prisa, seguiré esperándote. Porque solo entonces seremos dos viviendo uno, solo entonces sera el momento que en verdad eatuve esperando. Si, seguiré esperándote.

Escritos en el silencio I: Si tu me dejas...

Seré tu hoguera, tu calor, te arroparé cuando tengas frio, te daré la mano cuando sientas miedo.  Te acompañaré en tu vida y te dejaré rodar sola esperandote en aquella esquina para que desde la distancia te sientas acompañada.  Me entregaré a tí en mis malos momentos, buscaré tu hombro, te pediré secar mis lágrimas, secaré las tuyas.  Llenaré tu vida de todo lo que pueda darte, te daré lo que yo siempre soñe.  Si me lo permites seré tu aire, tu sonido, tu equilibrio y tu paz.  Extenderé sobre tu vida una suerte de momentos, haré lo imposible por acariciar tu sonrisa con mi mirada.

Si tu me dejas seré yo, serás tu, seremos nosotros.  Tan sólo esperaré a que lo necesites para estar, te permitiré errar y acertar sola.  Compartiré tus exitos y tus fracasos.

Si tu me dejás seguiré amandote, también lo haré si no me dejas, pero lo haré en silencio.

Si tu me lo pides...

No voy a perderme en interminables alagos, tan sólo difíciles de leer, y que no lo son en abosoluto de escribir. Ni siquiera a agradecer ante tus ojos la generosidad del creador, por haberte dotado de tantas y tan maravillosas virtudes, y de tan pocos y tan timidos defectos que salen solo en ocasiones muy contadas y para demostrar que quiero decir cuando afirmo que eres "Perfecta por tus imperfecciones"... No consideraré perder mas tiempo en enumerarte una vez mas, cada una de las emociones que puedo sentir en cada uno de los momentos que paso a tu lado, ni despreciar al reloj emparejando cada tipo de momento, con cada tipo de emoción. Evitaré hablarte de la silimitud entre estas emociones y mis sueños, y procuraré escaparme, si tu me lo pides también, de comparar esto con la realidad...

Si tu me lo pides, yo lo haré, no lo dudes, y si no también. No trataré mi timidez cuando aparezca y me enmudeceré cuando esta se halle de víaje por otras emociones... Diré que todo esto es un pasatiempo, cerraré los ojos y no veré mas que una circunstancia aislada, una detrás de otra, no importa, así lo veré... Dejaré toda mi lógica y mis emociones, y no reconoceré nada... Dejaré de disfrutar cada segundo, y esperaré tan sólo saber como denominar a cada uno de esos segundos... Si tu me lo pides, seré una momia, o una hoguera que te cobije, también una fuente helada... si tu me lo pides...

Puedo hacerlo, pero quizás no sea lo que siento... quizás esta vez haya decidido escuchar nuevamente los cantos de sirena... mi barco esta revestido y fortalezido, y pretendo ponerlo a prueba, queriendo comprobar la resistencia, y es que... como siempre he dicho... el dolor "forma parte del aprendizaje y fortalezimiento"... Y las sirenas seguirán llamandome, si no es una, será otra... pero se lo harán... así que que importa cual sea la que me traicione, si alguna lo hará mas pronto que tarde... Mi barco ya esta en tu tierra, y no desea salir de allí antes de tiempo...

Cambiando de aires...

He decidido terminar el año a lo grande, quizás es una buena forma de pasarlo a lo grande, de finalizar este año, uno de los mas agradables que me ha tocado, con todas sus energía... así que decidido esto... me voy a Riga para fin de año... Quiero visitar una vez mas el país que me hace sentir como en mi casa, con otro idioma, con otra cultura, con otro tipo de pesonas, pero con una calidez que me parece, cuando menos, insuperable... Ello unido a una fiesta loca de las que a este "nuevo viajero" le gusta practicar... Por tanto, Lovaspilando se va a Riga a disfrutar del que bien podría ser su segundo país...

Información para mis familiares y amigos, y todo aquel que la quiera tener... podrán encontrarla en esta página... que se convertirá por unos días en algo parecido a diario de viaje.

Un abrazo.

Cantos de sirena llaman al olvido... de mi rumbo

El barco sigue navegando y como acostumbra, es una lucha constante entre marejadas y caminos desvirtuados... No soy buen timonel por haber llevado mi barco, mi vida, por aguas complicadas, y por haber pasado toda una vida dando golpes de timón. Hay quien dice, que si te pasas una vida haciendo algo, por lógica acabas haciéndolo bien con tiempo... Pero déjame que te diga que no es cierto, que uno puede pasarse toda la vida dando un brusco giro a su timón tras otro, pero seguir girando a ciegas... Quiero decir, que uno puede aprender únicamente a girar con fuerza el timón de su barco pero sin mirar ni pensar hacía donde lo gira... y si resulta ser peor el rumbo posterior, simplemente se vuelve a girar... Así hasta que la suerte y la fuerza de mis brazos llevan el barco a aguas mas amainadas...

Dicen las leyendas sobre los "cantos de sirena", y me he pasado mi vida creyendo que huía de ellos, que había aprendido la tan clara lección... Pero, oh pobre infeliz, sigo iendo hacía la sirena, cuando esta esta vestida con el traje que simula calor y ternura... Siguen siendo los mismos errores, y siguen funcionando los mismos reclamos... Bohemio sin prisas, en vida estructurada pero desestructurandola continuamente... Él no se arrepiente de nada, porque quiere creer que todo es por algo... Quizás de este modo uno se olvida de la prueba que constituye estar vivo una vez mas...

Algo me aterra, porque es lo que me engancha, y me lleva hacía la deriva, amo los surrealismos, y por precesarle dicho amor, me atemorizan... Me quedo quieto sin querer parar el barco, aunque sepa que la necesidad de pararlo es evidente... Me siguen atraiendo las sirenas, cuando ellas están a mi lado, y cuando no, yo las busco, para tener entonces algo de que huir y quedarme sin hacerlo... una vez mas...